El cuerpo es una unidad: todas sus
partes funcionan en el contexto del organismo en su totalidad. La enfermedad es
una reacción del organismo tomado en su conjunto. El organismo tiene la
capacidad inherente de defenderse, de restablecerse y de resistir a los serios
trastornos que afectan a su equilibrio. El sistema nervioso juega un papel
organizador para cada enfermedad, que no sólo es un síntoma o manifestación de
la enfermedad, sino también un factor etiológico importante. Un tratamiento
apropiado al componente somático tiene un valor terapéutico muy importante,
porque conduce a una mejoría de los demás componentes.
El
dolor proyectado
En muchos casos no se siente el
dolor de la enfermedad visceral en el propio órgano, sino que se proyecta en el
soma, es decir en la piel, músculos, etc. La irritación o la patología de un
tejido o de un órgano excita la actividad de otros tejidos en los segmentos
correspondientes. El tiempo de respuesta global a la patología primaria está
organizada por la médula espinal.
El carácter del tipo de respuesta no
está determinado ni por el tejido, irritado en primer lugar (somático o
visceral) ni por la naturaleza de la irritación, sino por el segmento o
segmentos afectados. Existe una inervación neurológica intensa a través de la
médula espinal, entre las diferentes estructuras viscerales y somáticas (vasos
sanguíneos, glándulas, músculos viscerales, músculos estriados, piel ,etc.) que
están inervados por el mismo segmento.